Un libro real

Aun evitando cualquier inexactitud o un temido grado de hiperbolización, a la que los cubanos estamos tan acostumbrados, puedo decir que estamos ante un hecho insólito, un acontecimiento editorial y cultural como pocas veces visto pues se trata de la primera monografía impresa, el primer libro, sobre dos arquitectos cubanos que son uno: José Antonio Choy y Julia León.

Dibujo de Prado y Malecón

Ambos han protagonizado algunos de los sucesos más relevantes de la arquitectura cubana de los últimos 60 años, luego de las extraordinarias presencias entre nosotros de Ricardo Porro, Antonio Quintana, Fernando Salinas, Raúl González Romero, Mario Coyula, Josefina Rebellón, sin hacer más extensa la lista y que no tuvieron esa oportunidad. Décadas más atrás merecerían la misma atención Govantes y Cabarrocas, Eugenio Batista, Max Borges, Frank Martínez, Mario Romañach, pero nos faltan historiadores, investigadores en este universo de la arquitectura y en el que lamentaremos siempre la ausencia y pérdida accidentada de Roberto Segre y la muy temprana de Eliana Cárdenas aun cuando hoy Eduardo Luis Rodríguez, con fortuna, inteligencia, audacia y ejemplarizante escritura esté llenando casi todos los vacíos posibles con su exhaustiva labor para orgullo y regocijo de todos nosotros.

En este libro: Choy-León. Obras y proyectos, ambos hicieron el trabajo investigativo y autoral de imágenes y textos, complementados con los aportes de Nelson Herrera Ysla, Roberto Segre, Mario Coyula, Eduardo Luis Rodríguez y hasta citas de Vittorio Garatti, Sergio Baroni, Isabel Rigol y nuestro extraordinario José Martí.

Banco Financiero Internacional.
Banco Financiero Internacional. Vista desde la entrada a las oficinas © Carlos T. Cairo

Ambos se ocuparon como orfebres de seleccionar planos y fotografías y especialmente los dibujos que el propio Choy ha atesorado y conservado durante años para goce personal y, quién sabe, suponiendo que un día formarían parte de un libro largamente soñado. Ni corto ni perezoso, no obstante, ya él se ha animado a exhibirlos en paredes de varias galerías cubanas y en eventos internacionales.

Pero nada de esto hubiese sido realidad sin el entusiasmo y la persistencia de Carlos Cairo y Claudia Acevedo, editores de Aurelia Ediciones. Ambos soñaron junto con Choy y Julia (gracias a aquel eufemismo de que soñar no cuesta nada) hasta hacer realidad este libro y soy testigo de algunas discusiones y sesiones de trabajo editoriales para llevarlo a cabo, en alusión metafórica a métodos que ya quisiéramos saber implantados en algunas de nuestras instituciones culturales. Y lo que es mejor: saber que continuarán pues entre los planes de estos dos audaces editores está la continuidad de una colección de libros dedicados a la arquitectura cubana.

Entusiasmo y persistencia son más que necesarios para realizar cualquier obra humana, y si añadimos amor, confianza. Ideas y una cierta infraestructura material para hacerla posible, las cosas deben entonces marchar bien. Ellos intuían que la justicia se iba a imponer tarde o temprano, y nada más justo que comenzar esta Colección de Arquitectura con la obra de dos creadores que han resistido a pie firme todas las mareas altas y bajas de esta realidad cambiante, ciclones burocráticos que los desplazan o marginan por momentos y la presencia impositiva de una arquitectura foránea que transforma progresivamente el perfil de nuestras ciudades, centros urbanos y sobre todo balnearios envidiables sin tomar en cuenta el rico caudal de creatividad y talento que permanece navegando en nuestras costas y oficinas de proyectos como náufragos ávidos de, al menos, una tabla de salvación que haga posible el tan ansiado renacimiento de la arquitectura cubana.

En poco menos de 200 páginas diseñadas cuidadosamente por Osmany Lorenzo, se agrupa un cúmulo de información que bien pudiera servirnos para comprender las posibilidades casi infinitas de la arquitectura y su incidencia en el entramado urbano. No hay un estilo formal perseguido a ultranza en estas obras (y proyectos por realizar), no hay vocación de exhibicionismo ni de interpretación de historias espectaculares y faranduleras para portadas de revistas sociales o de modas sino constancia y creencia en que la arquitectura tiende a hacer la vida más placentera, en que los espacios abiertos y cerrados o ciertas estructuras espaciales integradas a la ciudad pueden mejorar nuestros estados de ánimo, alimentar nuestra imaginación y memoria como cualquier gran novela, cualquier gran filme o cualquier otra acción cultural que apenas esté naciendo hoy y no lo sepamos aun.

Son modestas lecciones de ideas y oficio acerca de esta profesión que desempeña un papel esencial en la vida de todo ciudadano en el mundo y que hoy, cada vez más, parece ocupar planos de relevancia en el pensamiento y las prácticas de comunidades, villas, pueblos, conglomerados urbanos y naciones a nivel global aunque aquí, al parecer, estemos todavía por enterarnos.

Brindemos, pues, por este acontecimiento relevante del mundo editorial que nos va a hacer sentir mejores luego de hojear las hermosas páginas de este libro. Brindemos por Aurelia Ediciones y por José Antonio Choy y por Julia León que, no sería mala idea, debiéramos cambiar por el de leona.

Deje un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Su nombre *
*

Follow by Email
Instagram